«Me parece que se acaba Archivo Caballero», me dijo Pedro antes de ayer cuando nos despedíamos en la puerta de su casa después de una corta visita para ver cómo andaba de su malestar intestinal.
No creí en ese momento que fuera verdad. Pero sí. Ayer lo operaron de un tumor en el intestino. Hoy falleció, a la tarde temprano. Todo fue tal cual, como él dijo. Ana Miravalles.
Y de esta forma nos enterábamos de la triste noticia a través de su propio Blog: «Archivo Caballero». Nos quedaron pendientes unos mates y un reportaje que quizás hagamos en otra vida y en otro lugar, te recordaremos siempre y seguirás vivo en la memoria de todos.
Pedro
Anticipado al avance del progreso,
siempre fue, de consulta, humana agenda:
los nombres, las fechas y sucesos,
el dato justo sin ninguna enmienda.
Fue sostén eficaz, de secretarios
renovados en Puerto Comercial,
y en cabinas y en los escenarios
del “flor de tuna” crooner oficial.
Pareció llegarle el ostracismo,
cuando los años lo arrasaron todo,
entonces se reinventó a sí mismo
y se brindó a la usina de igual modo.
Hoy es el mismo purrete, que derrocha
su sapiencia ferroviaria y lugareña,
de vagones, ramales y de trochas,
de guarda, maquinista y “pasaleña”.
Maestro de la calle y sin diploma,
palabra autorizada por los años,
comparte con su sencillo idioma,
lo que sabe y vivió, sin tibios paños.
No se si pude, pero lo intenté,
bosquejar a un luchador del “ferro”,
un Caballero al que siempre lo envidié,
al que todos conocemos como Pedro.
Texto: Tino Diez.