Mientras se espera un nuevo llamado a audiencia pública para que más compañías se sumen a lo que desde el Ministerio de Transporte denominaron «la revolución de los aviones», en paralelo se sigue adelante con un conjunto de licitaciones que buscan ampliar la capacidad de las terminales aéreas de Ezeiza y Aeroparque.
Las obras más adelantadas están en el aeropuerto internacional de Ezeiza, donde ya se finalizó la construcción de la pista secundaria y se habilitó una nueva conexión vial y peatonal entre las terminales. Y ya están en marcha varias licitaciones para seguir trabajando en la terminal.
Así, según explicaron desde el Ministerio de Transporte, las próximas licitaciones serán para realizar el Anillo de Balizamiento pista ($ 58 millones), la Ampliación CCTV Patio de valijas terminal A y C ($ 4 millones), el Balizamiento borde rodaje ($ 24 millones), la remodelación del edificio de Aduana TCA ($ 34 millones), la rehabilitación de la pista principal ($ 200 millones), la readecuación de balizamiento de cabecera 29 ($ 12 millones) y por último, nuevos estacionamientos vehiculares y espacios exteriores por $ 358.
Pero mientras el aeropuerto de Ezeiza es la terminal más importante del país, la que puede llegar a tener un cambio más radical es el aeroparque porteño.
Esta terminal aérea, que es desde donde planean operar varias de las nuevas compañías a las que el Gobierno aprobó sus rutas y también querrán hacerlo las próximas que se inscriban, se encuentra trabajando al límite.
La primera decisión de la administración nacional sería la de mudar a todas las compañías de taxis aéreos desde la terminal situada en la costanera norte al aeropuerto de El Palomar, donde Flybondi, la aerolínea «low cost» ya tiene asignadas un centenar de rutas.
La segunda es que, según los dichos del ministro Guillermo Dietrich, Aeroparque tiene saturación de vuelos y falta de espacio: en horas pico, hay entre 26 y 28 despegues o aterrizajes por hora, por lo que ahora buscarán ganarle 19 hectáreas.
El problema que tenían que sortear era que las vías del ferrocarril y la autopista Lugones actúan como una especia de cordillera, por lo que la única opción para crecer es hacia el Río de la Plata.
Así es que según el proyecto que tiene el Ministerio y del que ya se empezó a licitar, esas hectáreas se las ganarán al río.
Para eso tiene una licitación en curso que implican demoler la terminal C, obra estimada en $ 41 millones y, la más importante, ganarle nueve hectáreas a la margen del río para relleno costero, parquización y cocheras por $ 1941 millones.
El problema a resolver es que en esa zona del Río de la Plata están las tomas de agua de la empresa Aguas y Saneamientos (Aysa).
Fuente: El Cronista