Tal vez, si miramos desde la cocina del Museo, parte de la reconstrucción de una ciudad tiene que ver con rearmar vínculos sociales y comunitarios. Desde junio, en conjunto con la Asociación Amigas, el museo volvió a ofrecer todos los domingos el Ciclo Cocina, en el que hace décadas se combinan sabores, música y bailes con formas de pensar la historia, el trabajo y la comunidad.
Volver a encender las hornallas para calentar el chocolate es un acontecimiento, de ese tipo que no es noticia, no sale en los portales, pero para White y la ciudad lo es: implica que Chacha pudo volver al museo, que los saberes van pasando de generación, que las Amigas se reunieron con el equipo del museo, consiguieron proveedores, se organizaron, discutieron los precios… en fin, volver a unir lazos.
También hubo vínculos que se renovaron para acompañar este proceso: a partir de la vuelta del Ciclo Cocina jóvenes de la agrupación Scouts Ernesto Pilling se acercaron para ayudar a la Asociación Amigas en la tarea de servir las mesas. ¡Esto también es noticia!
En estos primeros meses, la propuesta fue invitar a instituciones, colectividades, cocineras que se vieron afectadas por la inundación para ayudarlas a recaudar fondos para poder seguir adelante. Además, cada domingo, la propuesta se renueva y si alguien viene a comer una porción de torta, puede también formar parte de la reconstrucción de la ciudad.