Desde que fueron reinstaladas en la Argentina, en el convulsionado año 2002, las retenciones a las exportaciones del sector agropecuario son el foco de las críticas de los productores. Desde entonces, y hasta que termine el mandato de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el Gobierno habrá recaudado u$s 88.000 millones por derechos de exportación a los granos, según los cálculos del Instituto de Estudios Económicos la Sociedad Rural Argentina (SRA).
El monto total de lo ingresado por retenciones en 14 campañas equivale a cerca del 60% del total de la deuda externa nacional, que asciende a u$s 149.458 millones. La suma de esos ingresos, además, supera en 22% al total de los dólares captados por exportaciones durante todo el año pasado por parte de la Argentina.
Según publica El Cronista, el valor de lo recaudado sólo en la última campaña cerrada, la 2014/15, ascendió a u$s 7971 millones, por encima del total de la inversión extranjera directa que captó el país en 2014 de u$s 6612 millones y también más que el dañado superávit comercial del año pasado, que alcanzó los u$s 6686 millones.
Al cabo de un período que vio buenos precios y alta recaudación de retenciones, uno de los temas pendientes es la infraestructura por inversiones no hechas, en un rubro que lidera los costos que tiene el productor. «Se estima que la mitad de los ingresos de los productores en economías regionales se destina a gastos en flete», consideró el economista de la SRA, Ernesto Ambrosetti.
Adicionalmente, para dimensionar la pérdida de poder de inversión del productor, Ambrosetti explicó que el monto pagado por retenciones en 14 años equivale a 167 años de ventas de tractores de primera línea, tomando el promedio comercializado en el período.
El principal aporte por retenciones vino por cuenta de la soja, cuya producción no paró de crecer hasta el récord de 60 millones de toneladas, y cuyos precios vivieron años de gloria, como en 2012, cuando llegó a superar los u$s 600 por tonelada, contra los actuales u$s 322, en la plaza de Chicago.
La soja también le dio al gobierno kirchnerista uno de sus principales dolores de cabeza cuando fue, justamente, la imposición de retenciones móviles, vigentes durante cuatro meses en el año 2008, la que llevó a la peor crisis institucional de su gestión, con la pelea contra el campo que incluyó piquetes, contrapiquetes, desabastecimiento y la obligación de enviar el proyecto al Congreso, con el desenlace del voto no positivo del entonces vicepresidente, Julio Cobos. Hoy, con una rentabilidad mucho más acotada por la baja de los precios de los granos, la quita de las retenciones encabeza la lista de reclamos del campo, aunque aseguran que ya no alcanza.
Fuente: infocampo.com.ar