Gracias al mayor aumento en la inversión en ocho años y medio y a la más importante aceleración del consumo privado en casi tres años, el crecimiento de la economía se consolida, pese a que aún está en niveles inferiores al pico que registró en 2015.
El Indec difundió ayer su informe de evolución del PBI para el segundo trimestre del año y trajo optimismo a la Casa Rosada: la economía creció 2,7% respecto del mismo período de 2016 y acumuló un avance del 1,6% en el primer semestre. Fue el segundo trimestre interanual de crecimiento -en el anterior el crecimiento fue del 0,4%- y el tercero consecutivo en la medida desestacionalizada. Este último cálculo mostró un avance del 0,7%, un dato inferior a los registrados en los dos trimestres previos. El detalle muestra que la inversión creció 7,7% interanual, mientras que el consumo privado subió 3,8%.
El producto bruto interno (PBI) fue en el segundo trimestre de 781.780 millones de pesos. Un año atrás había sido de 761.344 millones. Y en 2015, de 790.295 millones.
«La variación del consumo privado se explica por un alza en el consumo de servicios nacionales (transporte de pasajeros, Internet y telecomunicaciones) y un fuerte crecimiento de los bienes y servicios de consumo importados (automotores, productos farmacéuticos y gastos de turismo en el exterior)», explicó el Indec. En términos desestacionalizados, con relación al primer trimestre de este año, el consumo privado se incrementó 3,8%, el consumo público subió 1,4% y la inversión, 8,3%. Las exportaciones cayeron un 7,1% y las importaciones crecieron un 4,2%.
«El PBI lleva tres trimestres creciendo a un ritmo promedio del 1%, que, anualizado, implica una tasa de crecimiento del 4,1%», afirmaron en el Ministerio de Hacienda, que conduce Nicolás Dujovne. «El crecimiento de la inversión confirma que estamos comenzando a transitar un período de crecimiento sostenido», afirmaron.
En ese análisis coincidieron analistas privados: «La variación desestacionalizada respecto del primer trimestre marca no sólo una aceleración notoria de la inversión en el margen, sino que genera muy buenos augurios para lo que resta del año», completó Dante Sica, director de la consultora Abeceb.
«En términos desestacionalizados, la inversión trepó en el segundo trimestre un fenomenal 8,3% respecto de los primeros tres meses del año. De esta forma, se consolida como el motor del crecimiento del nuevo modelo económico», afirmó Lorenzo Sigaut Gravina, director de Ecolatina. «Vale destacar, igualmente, que en el primer semestre del año la inversión se ubica sólo 2,4% por encima de la primera mitad de 2015», matizó el economista.
«La fuerte expansión de la formación bruta de capital fijo se explica principalmente por las importaciones de equipo de transporte y la construcción», cerró Sigaut Gravina. En la primera mitad del año, la inversión acumuló una expansión del 5,6%.
Mejora generalizada
«El crecimiento se siente cada vez más en todos los sectores, y eso se ve en el consumo, que crece cada vez más rápido. No se observaba un aumento del consumo de esta magnitud desde el tercer trimestre de 2013», completaron en Hacienda.
Para Labour, Capital & Growth (LCG), ese consumo aportó 1,6 puntos porcentuales a la mejora del PBI. «Este número puede resultar llamativo, pero no hace otra cosa más que confirmar lo que decimos desde hace tiempo: los cambios en los patrones de consumo dejaron obsoletos muchos de estos indicadores por no reflejar la demanda en los canales mayoristas y de cercanía y el boom del e-commerce«, señaló Sica. El economista agregó que la caída en las exportaciones y el aumento de las importaciones pueden ser otro «buen augurio»: la vuelta de la inversión privada.
«Corregimos al alza nuestra proyección de crecimiento para 2018 al 2,4 o 2,5% interanual. En este escenario, podrán llegar nuevas inversiones. Vemos un crecimiento apalancado en el atraso cambiario, con inversiones concentradas en sectores no transables y cierto aporte del crédito. La falta de competitividad seguirá siendo un lastre para las exportaciones netas», concluyeron en la consultora LCG.
Fuente : La Nacion