Con la mayor parte de sus ingresos provenientes de la venta de derechos de televisión de las competencias mundiales, la FIFA es una ONG cuyos asociados superan en número a los Estados miembros de la ONU y su salón principal de reuniones se ilumina con lámparas con cristales Swarovski, del tamaño del círculo central de una cancha de fútbol.
Pese a que su figura jurídica es la de una organización sin fines de lucro que tiene por finalidad preservar y hacer expandir el fútbol en el mundo entero, antes de comenzar el último Mundial, realizado en Brasil, la gran ganadora de este evento había sido la FIFA por goleada.
De acuerdo con los balances oficiales de la entidad, la cifra asciendo a US$ 1.987 millones, si se suman los ingresos generados entre 2012 y 2013 por derechos televisivos vendidos, a lo que hay que agregar 345 millones en derechos de hospitalidad y licencias vendidas a las empresas patrocinantes asociadas al torneo.
Según cálculos realizados en su investigación del ente, Euromericas Sport Marketing calculó que el monto final recaudado por el evento en Brasil ascendió a US$ 6.300 millones, superando los US$ 3.600 millones que lograra entre 2009 y 2010 por el Mundial de Sudáfrica.
«Los números que obtiene (la FIFA) son sorprendentes. Se embolsa el 95% de los ingresos que produzca el evento, siendo el 5% restante para el país anfitrión. A su vez, el ente organizador no tributa en el país sede, lo cual quedó regulado por la ley general de la Copa, que los congresistas brasileños votaron en junio de 2012 en medio de una gran polémica por sospechas de sobornos. La iniciativa legal eximió a la FIFA de pagar impuestos sobre beneficios en Brasil», explica Gerardo Molina, especialista y profesor emérito en marketing deportivo y presidente de Euromericas Sport Marketing.
«El organismo rector del fútbol, en 2013, tuvo US$ 3.744 millones en ingresos y gastos varios por 987 millones. Dichas ganancias pasaron a formar parte de la categoría que en el organigrama interno se lo denomina «reservas de la FIFA», que guarda para solventar su estructura. Un balance interesante, si se lo comparara con las empresas multinacionales, sin olvidar que la FIFA debe repartir sus dividendos entre todos sus asociados. Es una ONG, creada bajo las normas suizas, que recibe ingresos por los productos que vende, vinculados principalmente al espectáculo de sus competencias -la mayor es la Copa del Mundo-, y que entrega beneficios a las 209 asociaciones de fútbol que la conforman en los cinco continentes», detalla este especialista en el modelo de negocios de los Mundiales FIFA.
En su informe, Euromericas Sport Marketing describe el estado financiero de la FIFA en el 2014, en donde dice que el 72% de los ingresos arriba citados en millones de dólares, los ha gastado en sus programas para el desarrollo del fútbol, es decir, se invirtieron en la organización de campeonatos y para el desarrollo del fútbol en las federaciones de todos los países que la componen. No existen cifras oficiales de ese monto total desde 1998.
Los gastos restantes fueron a parar a gastos operacionales y financieros de la federación, en donde describe erogaciones por la realización de congresos, asuntos legales, sueldos, comunicaciones y mantenimiento de instalaciones, que son el doble de lo que fueron en beneficio directo de sus asociaciones con programas de asistencia financiera, de infraestructura, de desarrollo de confederaciones, asistencia al arbitraje, los programas Goal, Football for Hope y otros proyectos de solidaridad.
La FIFA ha ido creciendo a pasos agigantados, no sólo en su influencia mundial, sino también en su cantidad de personal y sus instalaciones en un 27% .Se fundó en 1904 con solo siete países europeos, y hoy agrupa a 209 asociaciones de fútbol de los cinco continentes. El organismo, a fines de los años 70, empleaba a menos de 10 personas a tiempo completo, consigna el informe.
«La FIFA, en 1993, contaba con 30 personas, y hoy son 600, pero todo era a una escala distinta. La demanda de cosas por hacer ha obligado a un crecimiento sostenido de la organización. En ese entonces había un abogado, ahora posee un departamento legal más grande que los de Nueva York, al que los funcionarios explican por la cantidad de nuevas competencias y más programas, como por ejemplo del crecimiento de los cursos que dictó la entidad en el mundo, que en 2007 fueron 62 y en 2012 llegaron a 1300», detalla con precisión Molina.
En cuanto a lo que en instalaciones se refiere, en Zúrich también ha crecido el edificio donde funciona el ente, que partió con oficinas, luego se compró un edificio y en 2007 se inauguró la actual «Casa de la FIFA», ubicada en el cerro Zurichberg, en Zurich, un moderno edificio de 44 mil metros cuadrados con gimnasio, spa, una sala de meditación y un auditorio flotante. El suelo del hall de acceso es de mármol, y el de la sala de reuniones del Comité Ejecutivo es de lapislázuli. En el exterior, además de campos deportivos, hay jardines que albergan plantas de los cinco continentes, añade Molina.
En su informe financiero de 2014, la FIFA declaró que a su personal directivo clave -formado por el Comité Ejecutivo, la Comisión de Finanzas y la directiva de la FIFA- se le abonaron prestaciones en materia de salarios por un total de 44,5 millones de dólares. Además, los aportes para jubilación para este personal llegaron a 4,2 millones ese año.
La pregunta sería ¿cuándo la FIFA dio el gran salto y pasó de ser una ONG pequeña al imperio actual?
«Joao Havelange, el anterior presidente de la FIFA, se hizo cargo en 1974 y transformó la institución al conseguir múltiples auspiciantes y dar un real valor a la venta de derechos televisivos. Esto permitió a la FIFA ampliar el número de torneos, establecer programas de desarrollo y dar ascenso político y cultural al fútbol», explica Damián Demb, director de Euromericas Sport Marketing en Latam.
Pero el principal ingreso es el de las transmisiones de televisión. Hasta 2001 eso lo manejó una empresa externa a la FIFA, llamada ISL, que quebró. Ese año se creó un nuevo estamento dentro de la federación, el Departamento FIFA TV. Desde hace años, políticos de Zurich tienen las finanzas de la FIFA en la mira. Quieren que tribute como una sociedad anónima y han pedido al gobierno de ese país poner fin a los privilegios fiscales de los que goza.
«A los críticos, la FIFA ha respondido que la ciudad recauda anualmente unos 12 millones de dólares por concepto de hotelería asociada a sus múltiples actividades de restaurantes y comercios. Además, que sus más de 400 empleados pagan sus impuestos como todos los ciudadanos», explica Molina.
Y concluye: «Cuando se tiene una ONG de esta talla, que cuenta con grandes cantidades de dinero y no hay formas de hacer un escrutinio crítico desde adentro o afuera, entonces inevitablemente estará invadida por sospechas de corrupción, conflictos de interés y clientelismo político».