Como una bebida nueva que mezcla un poco de estrĆ©s, mucho de urgencia, constantes ingredientes de autoexigencia, expectativas desproporcionadas y una velocidad que arrastra tan rĆ”pido que deja siempre el pensamiento fuera del ahora, la ansiedad se ha convertido en una de las palabras de salud mental mĆ”s tipeada en los buscadores del mundo desde la pandemia. Algunos especialistas consideran ese evento el detonador de los sucesos, pero la mayorĆa de los investigadores viene hablando de la condición como un elemento en la emocionalidad humana cada vez mĆ”s presente y perdurable, a tal extremo que desciende en la escala etaria agresivamente. Para Iris PĆ©rez Bonaventura, doctora en psicologĆa, especialista en salud mental, āla ansiedad es una emoción normal que, incluso, nos puede ayudar, por ejemplo, para prepararnos ante un examen o un hecho importante para nosotros. El problema se produce cuando interfiere en el dĆa a dĆa, se presenta con frecuencia y hace que quien la padece sufra malestarā.
SegĆŗn los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los trastornos de ansiedad son el problema de salud mental mĆ”s comĆŗn en los Estados Unidos. MĆ”s de 40 millones de adultos en ese paĆs (19,1 %) padecen ansiedad. Mientras tanto, aproximadamente el 7 % de los niƱos de entre 3 y 17 aƱos la experimentan cada aƱo. La mayorĆa desarrolla sĆntomas antes de los 21. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud estima que un 4% de la población mundial padece ansiedad. ĀæLa alerta peligrosa? El 9,4% de los niƱos de 3 a 17 aƱos (aproximadamente 5,8 millones) experimentan algĆŗn tipo de ansiedad. Brasil es el paĆs con la mayor población ansiosa del mundo, segĆŗn un estudio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), con 18,6 millones de personas afectadas y con ansiedad digital (surgida a partir del consumo de pantallas) que va en aumento.
āLa ansiedad es una emoción normal que se experimenta en situaciones en las que el sujeto se siente amenazado por un peligro externo o interno āexplica Gerald Nestadt, investigador sobre ansiedad en el Departamento de PsiquiatrĆa y Ciencias del Comportamiento de la Facultad de Medicina Johns Hopkinsā. Es importante distinguir entre el miedo, cuando el sujeto conoce quĆ© lo amenaza y se prepara para responder, y la ansiedad, cuando se desconoce el motivo, la amenaza es interna y se tiene dificultad para elaborar una respuesta a eso que pasaā.
En todas las edades
Felipe OrtuƱo SĆ”nchez-PedreƱo, codirector del departamento de psiquiatrĆa y psicologĆa clĆnica de la Universidad de Navarra, explica: āLa ansiedad es anormal cuando es desproporcionada y demasiado prolongada para lo que la desencadenó. A diferencia de la ansiedad relativamente leve y transitoria causada por un evento estresante, cuando la sensación se prolonga mĆ”s de seis meses, puede empeorar y cronificarseā.
Carina Castro Fumero, neuropsicóloga pediÔtrica, dice que en la sociedad actual, la ansiedad se ha convertido en un trastorno cada vez mÔs común, afectando a personas de todas las edades.
āCuando ciertas manifestaciones sintomĆ”ticas se exacerban de manera masiva es porque existen factores contextuales que promueven la intensificación de estas caracterĆsticas āaporta Cinthia Ortiz, psicóloga del equipo especializado en ansiedad de la Fundación AiglĆ©ā. El aumento de los niveles de ansiedad se observa a escala global. En la actualidad se ve a las personas mĆ”s pendientes de riesgos potenciales o aƱorando un futuro mejor que temen no poder concretar, en detrimento del disfrute y la capacidad de conectar con el presenteā. El secreto parece estar en conectar con el aquĆ y el ahora.
āA veces no podemos soltar el pasado, hacer el duelo y despedirnos de lo que no fue, otras nos preocupamos por demĆ”s y ambas nos impiden vivir en paz en el presenteā, cuenta MaritchĆŗ SeitĆŗn, psicóloga especializada en acompaƱamiento familiar. ContinĆŗa: āUna parte de nuestra ansiedad proviene de evitar las angustias de la vida, escaparnos de ellas con diferentes anestesias, pero se acumulan en nuestro interior y perdemos la calma, no podemos estar tranquilos, sin hacer nada. Corremos para que no nos alcancen nuestros propios pensamientos. Estamos mĆ”s ansiosos porque esperamos mucho de la vida, la sociedad de consumo que instala el siempre mĆ”s. Las redes sociales nos sobreestimulan. Anhelamos comernos la vida y finalmente la vida nos come a nosotrosā.

Lo digital es instantĆ”neo. Ofrece una especie de placer a travĆ©s de gratificaciones inmediatas, lo que estĆ” relacionado con el sistema de recompensa del cerebro. Cuando es activado, se libera dopamina, que es la hormona que provee una sensación de bienestar. āSi ademĆ”s de generar satisfacción, la recompensa es instantĆ”nea y conseguirla requiere un esfuerzo mĆnimo, siempre vamos a querer mĆ”s āindica SeitĆŗnā. La ansiedad se descarna con el mecanismo adictivo y tambiĆ©n como resultado de todo lo que me perdĆ mientras estaba anestesiĆ”ndome. Jugar, hacer deporte, trabajar, estudiar, interactuar con las personas. Llena de ansiedad no hacerloā.
Coincide Castro Fumero: āEl uso excesivo de pantallas ha sido seƱalado como un factor importante en el aumento de la ansiedad. Las redes sociales, en particular, juegan un papel clave en la percepción de uno mismo y en el bienestar emocional. El uso prolongado puede provocar una sobreestimulación del cerebro, alterando los ciclos de sueƱo y la producción de hormonas como el cortisol, que estĆ” directamente relacionado con la ansiedadā. El aumento de esta hormona āes una consecuencia directa de nuestra desconexión con la experiencia presente y con lo que es esencial en nuestras vidasā, suma Gonzalo Pereyra Saez, psicólogo especializado en salud mental y autor de Afrontar la ansiedad con plenitud.
Pereyra Saez, por su parte, asegura que las redes sociales difunden información tendenciosa como si fuera una verdad objetiva: āSe aprovechan de nuestras vulnerabilidades neurológicas y emocionales para promover comportamientos adictivos. Fomentan la idea de que, para ser feliz, necesitamos una aprobación constanteā.
Desconectar para conectar
Como si se tratara de un cambio de enchufes, habrĆa que colocar las patitas en otro adaptador para volver a la vida humana en todas las gamas que eso significa: desde la posibilidad real de disfrute que no admite hacerlo todo, pasando por el vĆnculo fĆsico en un espacio real compartido.
Ortiz recomienda quĆ© hacer para encontrar las maneras de mantener nuestros niveles de ansiedad en grados óptimos, mĆ”s allĆ” del contexto en que nos toque vivir. āEs importante involucrarnos activamente en la bĆŗsqueda y construcción de pausas, en proveernos momentos de calma en la rutina semanal y de saborear conscientemente los momentos de disfrute.TambiĆ©n tomarnos en serio la necesidad de dar respiro a nuestra mente, dosificar la cantidad y calidad de información que procesamos, enfocarnos en discriminar en nuestros escenarios futuros lo real de lo hipotĆ©tico, lo importante de lo urgente, lo que nos corresponde a nosotros y lo que nos excedeā, enumera.
Fernando GarcĆa, psicólogo del Ć”rea de ansiedad de la Fundación AiglĆ©, sugiere ābajar el ritmo, procesar menos información, acorde a lo que la mente puede abarcar. En general, es mejor afrontar que evitar. Los problemas suelen ser algo menos grave de lo que pensamos cuando dejamos de evitarlos. Y si la ansiedad se instala, es importante recurrir a profesionales calificados y no a cualquier procedimiento de modaā.
Carl HonorƩ es el hombre que hace culto a la lentitud y la voz global del movimiento slow. EstƔ convencido de que bajar un cambio y vivir el presente es el secreto para ser feliz y tener una vida equilibrada. Autor del best seller Elogio de la lentitud y del libro Elogio de la experiencia, profundiza sobre cuƔles son los temas relevantes a la hora de priorizar la calidad de vida y el bienestar.
El especialista reconoce que los humanos somos adictos a la velocidad, a la prisa, a la estimulación. āEs casi una adicción fĆsica, quĆmica, algo cultural que estĆ” muy arraigado en nuestra sociedad: lento es sinónimo de aburrido, estĆŗpido, vago, improductivo y de muchas cosas negativas. Este tabĆŗ hace que aun cuando sentimos en los huesos que nos harĆa bien pisar el freno no lo hacemos, por miedo, vergüenza y culpa. Pero este comportamiento de vivir enfast forward nos genera problemasā, afirmó tiempo atrĆ”s en una entrevista con LA NACION. En otras palabras, lo que el referente piensa, es que āquedarse atrapado en el arte de la prisa genera que las personas sacrifiquen la salud, la alegrĆa, la felicidad, y tambiĆ©n la productividad, la creatividad y las relaciones humanasā.

El impulsor del movimiento slow invita a reinvindicar el arte de vivir plenamente. Y esto solo se hace a travƩs de experiencias. Es decir, experimentar profundamente y plenamente las cosas a la velocidad correcta, lo cual con mucha frecuencia significa bajar las revoluciones y reconectar con la tortuga interior.
āDebemos afrontar conscientemente la ansiedad existencial ācompleta Pereyra Saezā. Enfrentar las raĆces mĆ”s profundas, abordando temas como la soledad, la muerte, la libertad y el vacĆo (la ausencia de sentido), en lugar de evadirlos. Solo encarĆ”ndolos podemos reconectar con lo que consideramos importante. El mindfulness adquiere aquĆ un rol esencial al generar un espacio entre los estĆmulos y nuestras reacciones que da lugar a la pregunta y permite la reflexiónā.
Para la psicóloga espaƱola RocĆo Ramos Paul se puede enfrentar la ansiedad en tres niveles. āEl primero serĆa cambiar lo que pensamos acerca de lo que puede ocurrir o no. Bajar el nivel de exigencia, adaptarse a lo que estĆ” en este momento y aprender a disfrutar de lo que se tiene. Otra gran tĆ©cnica es aprender a identificar aquello que nos estresa. Saber relajarse, respirar tranquilamente cuando notamos que nos alteramos. Otro nivel es enfrentar el miedo que tengamos. Imaginar el escenario. Muchas veces genera mĆ”s ansiedad pensar en la situación que estar en ellaā.
Tal vez desoĆr lo que el mundo cree que deberĆamos ser y hacer propias las lĆneas de Beliver, de Imagine Dragons: āNo me digas lo que crees que puedo ser, soy el Ćŗnico en el barco, soy el dueƱo de mi marā.
El arte de ir mƔs despacio
Carl HonorĆ© se ha hecho cĆ©lebre por su libro Elogio de la lentitud. āSi vas mĆ”s despacio todo tu sistema se desacelera āexplicaā, y la ansiedad se diluyeā. AquĆ algunas de las prĆ”cticas que sugiere:
ā Reservar tiempo en la agenda para dejar de hacer y dedicarse a pensar.
ā Ante la ansiedad, respirar. Varias veces despacio y profundo.
ā Proponerse conversar informalmente con alguien diferente sin objetivos cada dĆa.
ā Incorporar descansos breves recurrentes durante la jornada.
ā Evaluar actividades que se pueden dejar de hacer.
ā Dar un paseo a diario.
ā Sumar 5 minutos a cada perĆodo de descanso.
ā Incorporar un ritual lento.
ā Volver a escribir a mano.
ā Resolver un rompecabezas difĆcil.
Buenos hƔbitos para incorporar desde chicos
- Desconexión digital: Establecer momentos libres de tecnologĆa a lo largo del dĆa, especialmente antes de dormir.
- Rutinas y rituales: El caos y los cambios constantes pueden alertar al cerebro, lo que aumenta el nivel de ansiedad.
- Contra la preocupación: Crear āmuƱecos de la preocupaciónā con quienes puedan compartir lo que los angustia antes de dormir.
- Respiración profunda: Enseñarles a hacer ejercicios de atención plena y respiración profunda para aplicar en la rutina diaria.
- Momentos especiales: Generar momentos para que durante cada dĆa puedan conectar emocionalmente sin dispositivos.
- Vocabulario emocional: Nutrirlos con un robusto vocabulario emocional para que puedan nombrar sus sentimientos.
- A moverse: La actividad fĆsica puede contribuir significativamente a la reducción de la ansiedad en los chicos.
- Resolver conflictos: Ayudarlos a desarrollar habilidades para resolver conflictos con compaƱeros y afrontar situaciones adversas.
- Comer sano: Fomentar una dieta equilibrada rica en alimentos nutritivos, evitando azĆŗcares en exceso y ultraprocesados.
Fuente: LN





