El dólar oficial recibirá nuevas presiones a partir de la aceleración de la inflación y la suba de las tasas de interés que dispuso el Banco Central. En las próximas semanas, la entidad debería acelerar el ritmo de devaluación diario para ubicarla nuevamente cerca de la variación de los precios de la economía, de acuerdo con la previsión de los economistas.
Al igual que sucedió en enero, el 5,43% que avanzó el tipo de cambio en febrero quedó muy por debajo del 6,6% que marcó el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Para marzo, el mercado espera que la inflación repunte en torno al 7%,mientras el ritmo de devaluación se mantiene alrededor del 5,7% mensual, por lo que se prevé que se agilice la depreciación.
Sin embargo, no se espera una aceleración significativa. Los economistas prevén que el Gobierno seguirá utilizando al tipo de cambio como ancla nominal para contener a la inflación. Sobre todo, en el marco del proceso electoral. Lo más probable, señalan, es que la cotización oficial del dólar se mantenga avanzando apenas por debajo de la variación del IPC.
SUBA DEL DÓLAR E INFLACIÓN
«El Gobierno enfrenta un trade off muy claro. El equipo económico tendrá que ajustar el desequilibrio del mercado cambiario vía precios (acelerar el ritmo de devaluación) o cantidades (restringir más el acceso al dólar oficial). En ambos casos, habría un efecto sobre los precios», afirmó Federico Moll, director de la consultora Ecolatina.
Moll señaló que no hay espacio para atrasar aún más el tipo de cambio en el mercado oficial, pero tampoco para incrementarlo sin ver un impacto significativo en los niveles de inflación. Por ello, sostuvo que lo más probable es que en el corto plazo el Banco Central siga buscando acercar el avance del dólar con el ritmo de la inflación, entre el 6% y 7% mensual.
Andrés Reschini, analista de F2 Soluciones Financieras, advirtió que una aceleración en el ritmo devaluatorio, pero no muy significativa, como la que se espera, sumado a una brecha cambiaria en el orden del 100%, no generará los incentivos para que los exportadores liquiden sus divisas en el mercado cambiario.
Reschini había señalado de antemano que si el Central aplicaba otra suba de tasas debía acelerar también el ritmo de devaluación del tipo de cambio para no afectar más su balance, que viene demasiado justo. Con la aceleración, indicó, compensaría el efecto del aumento de los intereses que deberá pagar por los pasivos remunerados.
«Los pasivos remunerados se han vuelto muy grandes dentro del balance, a tal punto que el patrimonio neto de la entidad representa sólo el 18% de esos pasivos remunerados. Para evitar que se siga reduciendo la proporción, deberá crecer el activo y, para ello, tendría que devaluar más rápido. De esta manera, las reservas crecerían en pesos de forma más veloz», explicó.
Salvador Vitelli, analista de Romano Group, señaló que atrasar más el tipo de cambio no es una buena estrategia porque, en un contexto en el que el Central está completamente necesitado de dólares, lo que genera es el «festival de importaciones» al que se refirió Cristina Kirchner y menores incentivos a los exportadores para que liquiden sus divisas, que prefieren esperar una cotización más alta.
«Las liquidaciones de enero y febrero, comparados con esos mismos meses en años anteriores y ajustados por inflación, están entre las más bajos desde que hay registros y marzo parece que va por ese camino. No sólo no están liquidando, sino que se acumula deuda con los importadores y genera una situación de extrema fragilidad para el Banco Central», resaltó Vitelli.
Fuente: El Cronista