¿Vale la pena defender la industria naval? Esa fue una de las primeras preguntas que se hizo Sergio Rodríguez Zubieta cuando empezó a recorrer los primeros pasos para producir el libro que ahora acaba de publicar, en el que repasa la trayectoria de Astilleros Alianza, una argentina que alcanzara prestigio mundial en los años ?70, y aporta una visión que refuerza la importancia de la manufactura naval. Las investigaciones que realizó le demostraron que la respuesta a la pregunta original era sí.
Cuando la Argentina exportó grandes buques al mundo, es el título del libro que aborda una revisión histórica «necesaria para aprender del pasado, para comprender que cuando las cosas se quieren hacer se pueden hacer», destacó el autor durante la presentación del volumen de 224 páginas, que se realizó en el Centro Naval de Buenos Aires, ante una numerosa presencia de invitados del sector.
En el acto, el ingeniero Raúl Podetti, miembro de la Federación de la Industria Naval Argentina, fue el encargado de introducir a la audiencia en el valor de este libro «que ofrece la base para discernir si vale la pena construir buques en gradas argentinas o seguir importando los usados que desechan los grandes fabricantes internacionales». Y sostuvo que este trabajo de investigación «es una fuerte demostración de que la industria naval pesada no sólo es necesaria, sino que es posible».
El libro se refiere a la «época de mayor auge de nuestra industria naval, con el mayor nivel de eficiencia e innovación que ha tenido la Argentina en la construcción de barcos. Rodríguez Zubieta realizó una laboriosa búsqueda de testimonios e investigaciones y el libro está escrito en forma amena, pero rigurosa», describió Podetti.
Orgullo nacional
Protagonista de aquella etapa «de oro, en la que Astilleros Alianza llegó a ser un orgullo de la industria naval», Podetti rememoró pasajes de una trayectoria en la que sobresale la actuación del promotor de esa empresa, el ingeniero naval Héctor Rodríguez Zubieta, padre del autor del libro, por la «modernidad de sus equipamientos y revolucionarios procesos, que cumplían con rigurosas normas de calidad. Colocó a la Argentina en la agenda internacional de buques de gran porte», subrayó.
Además, puso en relieve el hecho de que Héctor Rodríguez Zubieta se dedicara con esmero a la capacitación de su personal y haya sido el promotor de la «carrera de ingeniería naval y mecánica en la Argentina», que actualmente se dicta en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (UBA). «Era un hombre muy exigente que daba su ejemplo con su enorme capacidad de trabajo y aplicación de sus conocimientos, era un maestro que disfrutaba con enseñar», realzó.
En la presentación, el autor rescató el papel de «la Armada argentina, que fue la que perseveró para que existiera esta industria, aún con errores por defender (en aquel entonces) cuestiones estatales en detrimento de lo privado» y señaló que Astilleros Alianzas pudo igualmente «competir con los mejores astilleros del mundo sin recurrir a subsidios o apoyos diferenciales otorgados al resto de la industria nacional».
«El libro, que contiene una introducción y cuatro capítulos, apunta a dos públicos: a los que conocen los sucesos del sector y a los que no, e invita al lector a pasar de uno a otro capítulo para conocer cómo evoluciona esta historia», detalló el autor.
Crisis cíclicas
El ingeniero Sergio Rodríguez Zubieta comentó que la publicación se inicia con «las crisis cíclicas que vivió la industria naval del país, con caídas y crecimientos que se fueron dando de acuerdo con las fluctuaciones del PBI del mundo, el cual impacta fuertemente en la construcción de barcos» y también sobre los avatares para conseguir «financiación, que es de muchísimos millones de dólares y que supone una inversión sobre la que no había muchos controles», en una época donde era más común que un barco desapareciera en alta mar.
En su reseña cronológica, el libro se proyecta desde los años 60 hasta principios de los 90, relata los inicios de la empresa que dirigió su padre, los socios que se fueron incorporando, las primeras exportaciones, el crecimiento y su época de auge, en la que además de construir barcos para exportar a otros países, lo hacía para Empresa Líneas Marítimas Argentinas (ELMA) y para Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).
Los vaivenes económicos mundiales y los locales acompañan el relato que termina con la declinación de la firma cuando el principal socio decide dedicarse a otros negocios y entonces sus padres dejan Astilleros Alianza.
«Fue una empresa que supo fabricar navíos a la altura de los japoneses», reconocidos como los mejores del mundo, comparación que ponderó el autor del libro. Según las crónicas registradas, en sus 25 años de existencia Astilleros Alianza fabricó más de 50 buques, entre petroleros, frigoríficos y graneleros.
«Con un abundante análisis técnico y económico que sirve para justificar cada capítulo histórico, el libro Astilleros Alianza se completa con una amplia selección de fotos de muy buena calidad que muestran las distintas etapas de construcción de un barco y las personas involucradas», puntualizó Rodríguez Zubieta.
Entre las personalidades que participaron de la presentación del nuevo ejemplar, estuvo el empresario y ex subsecretario de puertos de la Nación, Horario Tettamanti; el especialista en temas fluviales, José Luis González Climent, y Celia Daria Bascougnet Aguinaga, madre del autor y notable impulsora de la empresa que inspiró esta obra literaria que se vende en las librerías Yenny-El Ateneo.
Fuente: Nieves Guerrero Lozano – LA NACION