Dentro de las actividades previstas para este 8M, en el día de ayer se realizó en el Museo del Puerto el encuentro denominado «Después del temporal, la fuerza de ellas», en el cual distintas protagonistas de nuestra localidad compartieron sus experiencias luego del temporal del 16 de diciembre.
«En el marco del 8M, distintas generaciones de mujeres de la localidad se reunieron en el museo para pensar qué pasa con ellas y las emergencias: trabajadoras, representantes de instituciones, cocineras de ollas populares, docentes y otras vecinas, que tienen mucho para decir a partir del último temporal del 16 de diciembre», resumió el museo.
«Una de las que estuvo presente en la jornada fue la delegada Lucía Velaustegui, quien escribió: «En el marco del 8M, nos reunimos diferentes generaciones de mujeres de la comunidad whitense para pensar qué sucede con nosotras y las emergencias. Reflexionamos acerca de lo vivido durante el temporal y de la manera en que lo afrontamos desde nuestros diversos roles. Gran iniciativa del Museo», indicó.
La reseña del Museo
“Esto de mujeres que toman la posta en el medio de una emergencia no es de ahora, tiene una larga historia”: cientos de mujeres que se movilizaron para recaudar fondos con las primeras Fiestas del Camarón y el Langostino, las casas que se abrieron con la explosión de 1985 para albergar familias evacuadas, las redes de ayuda después de las inundaciones, la organización de mujeres que permitió la construcción del Colegio Sarmiento, entre muchas otras.
Cuando los saberes tradicionalmente asignados a las mujeres, como el cuidado y la organización de una familia, son puestos en función de lo público y se trama con instancias institucionales puede decirse que se actúa con otro tipo de fuerza. Una fuerza muchas veces no valorada, hecha también en silencio, con insistencia, que se hace con la suma de pequeñas voluntades que un día se hacen grandes. Para representar esta fuerza, las bordadoras del Museo del Puerto presentaron un objeto de creación colectiva: una herramienta gigante, casi igual a la llave de la draga 31 C expuesta en el museo, pero hecha con miles de puntadas durante un año, pasando el bordado de mano en mano.
Justo antes de finalizar, la vecina Graciela Ruiz compartió una tela con una frase pintada que preparó para compartir: “Las mujeres whitenses no nos rendiremos jamás”. Y claro, no estaba hablando solamente de las mujeres de Ing. White.