OLORES
Los de la cocina, económica, grande, a carbón, mi mamÔ le pasaba seguido en la plancha
un limón cortado que generaba un olor particularmente agradable, sobre la plancha se hacĆan
los churrascos, la cocina estaba siempre en movimiento en la elaboración de las distintas comidas,
contaba con una serpentina para agua caliente la que se almacenaba en un tanque en un plano
superior, sobre la cocina, para el lavadero y el baƱo.
TambiĆ©n, el olor a mar cuando el viento venĆa de su lado.
RUIDOS
De la calle los de los ómnibus de la lĆnea 1 en ese entonces, cuando pasaban para BahĆa
o de regreso sobre el empedrado de la calle Guillermo Torres. TambiƩn de los camiones con
cereales que iban al puerto y de los carros.
LUCES, SOMBRAS
La de los veladores colocados sobre los sillones para leer o escuchar radio.
La sombra de los tamariscos altos que estaban en el patio cuando bajaba el sol. Todo el alambrado
perimetral estaba con tamariscos.
GALLINERO
Era de una construcción de chapa y alambre extremadamente prolijo y muy amplio,
nunca tuvimos pollos o gallinas, mi papa decĆa que el deporte de los ferroviarios era robarle las
gallinas al jefe, cosa que pasó cuando estuvimos en la colonia al lado de la usina.
ESCONDITES
Sobre el lateral de la calle Torres habĆa un alambrado y sobre este tamariscos.
Paralelo a estos, a eso de dos metros de separación habĆa otra hilera, que formaban en la parte
superior una glorieta, que no era un escondite pero era agradable caminar por allĆ.
Sensaciones. Todo el patio estaba cubierto de grava (caracolitos chicos) y al caminar producĆa una
sensación de caminar sobre una alfombra mullida con un ruido caracterĆstico.
RECUERDOS
Cuando Eva Peron visitó el puerto de Ingeniero White, la comitiva paso frente a la casa y nosotros
estuvimos mirando (debe haber sido alrededor del aƱo 50).
Un dĆa entró un hombre a caballo en nuestro patio. TenĆa un paƱuelo rojo atado en el cuello y
traĆa un papel, que le entregó a mi papa y se fue. AllĆ decĆa que lo retaba a duelo.Ā
Mi papa fue a ver al comisario, para hacer la denuncia y no paso mƔs nada.
En el patio habĆa un mĆ”stil, donde izĆ”bamos la bandera en las fiestas patrias.
El patio tenĆa una casilla con herramientas y lugar para hacer hobbies o trabajitos pequeƱos de
mantenimiento.
Eran habituales las partidas de canasta a la noche en vĆsperas de feriados (hasta muy tarde) con los
vecinos (la familia Marquez).
Un dĆa mientras escuchĆ”bamos por radio (serĆa fin de semana o feriado, porque estaba mi papa,
también) la colisión y hundimiento del buque Maipú, orgullo de la flota mercante Argentina con
un buque holandés. El capitÔn del Maipú era el hijo de nuestra vecina (Sra. de Marquez). Mi
mama se puso en contacto con ellos para avisarles (el capitĆ”n no tuvo consecuencias fĆsicas).
Como en la escuela industrial de BahĆa Blanca no habĆa espacio, los que cursĆ”bamos el Ćŗltimo aƱo
Ćbamos a la tarde/noche a la escuela. Yo tomaba el tren local (a la tarde) y volvĆa en ómnibus a la
noche en la lĆnea 1 de la Unión, que me dejaba en la equina de nuestra casa. El ómnibus salĆa de
la plaza Rivadavia frente al banco Nación. Cuando estaba por salir, se sentĆa el grito del guarda:Ā
Ā«Arriba los que van a guaiteā.Ā En esa Ć©poca empecĆ© a trabajar en MecĆ”nica White.
Nuestra familia bahiense nos visitaba, por lo general algĆŗn fin de semana tomaban el tren local. La
estación quedaba bastante alejada, aunque en ese momento no nos dĆ”bamos cuenta y parecĆa
normal caminar el recorrido.
Las visitas eran de amigos, por lo general ferroviarios.
Mi primo de Campana, con sus padres cuando se recibió de medico, hicieron un viaje a visitarnos
a White. Comimos un asado hecho en un horno de barro que yo habĆa hecho y estaba, en el patio,
entre la glorieta de tamariscos. Mi primo comentaba a cada rato ādeja que caliente el horno el
dueƱo del amasijoā.
En el patio habĆa flores (un lindo jardĆn) y una huerta (especialmente tomates y verduras), que era
trabajoso mantener. Al principio el ferrocarril ponĆa un peón para mantenimiento, pero despuĆ©s
lo retiraron, asà que continuó con el trabajo mi mamÔ.
Mi papa fabricó un telescopio y desde allà mirÔbamos la luna. Los cristales los hicieron en la óptica
Proverbio (de BahĆa).
Para las estufas, el ferrocarril proveĆa carbón o quebracho como leƱa. TenĆamos una leƱera grande
al lado del lavadero.
Las provisiones se compraban en el club de empleados (bazar) que estaba en BahĆa Blanca (un
lugar grande) y tenĆa una sucursal pequeƱa cerca de la superintendencia en White.
Para comprar ropa mi papĆ” iba a New London en BahĆa, quien estaba en contadurĆa era Ezequiel
Crisol.
Hasta aquà llegue con los recuerdos, pero siempre se puede profundizar un poco mÔs.
Un abrazo
Mario
Nota: Les mando un esquema de cómo estaba ubicada la casa en el predio que tenĆamos (si la memoria no me falla).
Nota: Gentileza HƩctor Guerreiro.





