Según Pino, “el campo está actuando de la misma manera que lo hace otros años. Vendemos cuando necesitamos hacer frente a nuestras obligaciones y hasta el día de hoy -considerando la campaña pasada y la actual- se lleva más vendido ahora que en los últimos años”.
En cuanto a las declaraciones de Javier Milei que enojaron al sector rural, el titular de la Sociedad Rural Argentina recordó que “el propio presidente, cuando firmó el decreto al comenzar la baja temporal aseguró que el 30 de junio iba a finalizar esta medida” aunque se mostró cauto y agregó que “todavía faltan dos meses” porque “nadie se imaginaba el viernes que se iba a levantar el cepo” por lo tanto “hay que dejar que las cosas sucedan”. Para quienes saben leer entrelíneas, quizá Pino mantiene la esperanza que muchos conservan al día de hoy y piensa en la posibilidad de que la baja temporal se extienda para algunos cultivos como el trigo, que en pocas semanas iniciará un nuevo ciclo agrícola.
Por ahora mandan los números y muchos esperarán a ver qué ocurre con el tipo de cambio. Sin dudas, si se ubica en torno a los $1200 no habría demasiado incentivo porque estaría muy cerca del dólar blend de la semana pasada y no hay que olvidar que en el sector muchos demoraron las decisiones de venta porque creían que se venía una devaluación que sacudiría el mercado.
El impacto de la reducción de retenciones
A pesar de todas las explicaciones de la dirigencia, pareciera que el Gobierno creyó que el campo podía hacer algún tipo de movimiento extraordinario como para acompañar las decisiones del ejecutivo, que en definitiva impulsó una baja temporal, redujo la brecha cambiaria durante varios meses y quitó el cepo unificando el tipo de cambio con la idea de que “lloverían” dólares del campo.
La reducción temporal de los derechos de exportación alivió a los productores pero la falta de confianza en la estabilidad macroeconómica fue un factor determinante para que los tenedores del grano no encontraran un incentivo para desprenderse de su producción y cambiarla por pesos. Así fue como muchos productores, especialmente los de soja, prefirieron guardar su cosecha en lugar de venderla en un mercado cambiante y fundamentalmente bajista.
La liquidación de divisas alcanzó los u$s 1.700 millones desde el anuncio de estas medidas, una cifra que se ubica por debajo de las expectativas iniciales. Ahora, tras la modificación de las políticas de exportación y con la implementación de un programa de estabilización económica sin cepo, se puede decir que están dadas las condiciones para incentivar a los productores a comercializar sus granos. Todo esto no se logra de la noche a la mañana, por eso el Gobierno deberá continuar trabajando en la mejora de la confianza del sector, con miras a evitar que más de 10 millones de toneladas que equivaldrían a cerca de u$s 4.000 millones en granos -de la campaña pasada- se queden guardados en los silos.
Fuente: Ambito