A pocas semanas de haber asumido el cargo de Delegado, Néstor Ibarra visitó los estudios de La Brújula 24 y formó parte de IngenieroWhite.Com haciendo referencia a muchos de los aspectos que rodean al desafío que aceptó tomar luego de la inundación de White y la salida de Lucía Velaustegui.
«No estaba en mis planes y es algo que me sorprendió. Probablemente por mi vínculo con los bomberos pienso que salió mi nombre y el llamado del intendente. A los 64 años me encontraba en una zona de confort, arreglando mi casa y, en ese contexto, surge este desafío. Voy a seguir siendo vecino de Ingeniero White y ser delegado es solo una instancia», señaló Ibarra.
Con respecto a la reciente reunión con los vecinos, que tuvo lugar el pasado 15 de mayo, dijo: «al momento de mi presentación, había prometido que iba a llamar a la gente para analizar la situación. Si bien las instituciones son importantes, la convocatoria fue para el total de la población de White».
«Previamente tuve diálogo con Lucía Velaustegui y sigo en contacto. Me sorprendió positivamente las relaciones que ella dejó. Hay gente que lloró por su partida. Las versiones que se decían eran distintas. A ella le tocó vivir esta situación tan traumática para todos», agregó.
Volviendo a la charla, Ibarra hizo referencia a los ejes de la misma: «Tenemos pocos recursos, pero buenos, en materia de recursos humanos. Federico me prometió que iban a venir alrededor de 6/8 personas para la delegación, asociado a la recuperación de camiones y herramientas. Eso nos daría una capacidad de respuesta más importante».
Y amplió: «Pusimos un orden de prioridades: basura, desagües pluviales y cloacales y obras. Esto último apunta a las pequeñas tareas de mantenimiento que esperamos recuperar. Me prometieron que este año se harían 11 cuadras en una primera etapa, en la zona derecha de Dasso sobre el acceso a White. Por otro lado estamos trabajando con el tema de los desagües, tanto los que necesitan una intervención como las salidas importantes. La salida del Boulevard y las tres alcantarillas del Saladero están limpias. La que tenemos que intervenir es la de Rubado para mejorarla y extender el pluvial de San Martín».
«Yo creo que como pueblo no podemos seguir discutiendo las mismas cosas. Tenemos que darnos soluciones. Estoy para lo que me necesiten. Tener el trabajo cerca de mi casa es lo mejor que me puedo pasar. Estoy dispuesto y no me resulta complicado ir a cualquier lugar. En ese contexto, estoy abierto al diálogo. La idea es escucharnos y poder avanzar», cerró.