En un museo taller, cada mancha es una insignia. Algo que lucimos con orgullo. El mejor emblema de lo que hacemos.
Pero tampoco es cuestión de andar arruinando la ropa porque sí, ¡con lo que hoy por hoy cuesta!
Por eso, Malena y Analía pusieron en marcha la remalladora del Prende y fabricaron estos delantales, perfectos para lidiar con tinta, barro o pintura.
Con todo lo que nos embadurna, nos salpica, nos tizna y, de paso, nos hace un poco más felices.