Hoy el corazón del tango late un poco más lento. Nos llega la triste noticia del fallecimiento de Ricardo “Chiqui” Pereyra, una de las voces más profundas y queridas del tango argentino, quien nos dejó este 28 de diciembre de 2025 a los 74 años después de una larga internación tras un accidente doméstico que finalmente no pudo superar.
Recordamos con emoción su paso por el querido Teatro Ingeniero White, donde su voz se elevó con fuerza, sensibilidad y pasión, latiendo al ritmo del dos por cuatro y haciendo vibrar los corazones de todos los presentes.
Fue una noche inolvidable: su presencia en ese escenario quedó grabada en la memoria de quienes tuvieron la dicha de escucharlo cantar tangos que cuentan historias de amor, nostalgia y vida. Su interpretación, siempre honesta y entregada, lograba que cada letra fuera un susurro íntimo, un abrazo para quienes lo escuchaban.
Chiqui Pereyra no sólo fue un cantor; fue un puente entre generaciones y una voz que supo llevar la esencia de Buenos Aires y de todo el país al mundo entero. Desde sus inicios en el programa Grandes Valores del Tango hasta convertirse en ícono nacional, su carrera fue un camino de entrega total al género que amó profundamente.
En el Teatro Ingeniero White, como en tantos otros escenarios, su voz abrió puertas al alma: allí resonaron tangos que hablaron de amores vividos y perdidos, de calles empedradas, de lunas que vigilan silenciosas. Ese recuerdo quedará para siempre en quienes lo vieron, lo aplaudieron y lo sintieron cerca, como sólo el tango puede hacerlo.
Hoy más que nunca, el eco de su canto nos acompaña. Su legado seguirá vivo en cada tango que se escuche, en cada bandoneón que suspire y en cada corazón que se conmueva. Gracias, Chiqui, por tanto arte, por tanta verdad, por haber compartido tu voz con nosotros. Su recuerdo en el Teatro Ingeniero White y en tantos otros lugares seguirá iluminando como un farol en la penumbra de nuestras nostalgias.





