Hace décadas que las cosas no van bien con el ferrocarril. Pero siempre pueden empeorar. El cierre de la Estación Sud nos lo recuerda.
A lo largo de los años, nos acercamos a la estación para restaurar carteles nomencladores, para reabrir el túnel que cruza bajo las vías, para inventar una muestra viajera, imprimir boletos, repartir manifiestos, dibujar trenes e ir al rescate de cientos de papeles olvidados en sus sótanos y entretechos.
Aunque el tren no pase seguiremos visitando la estación, no sólo por lo que su historia representa. También porque, a diferencia de las vías o los edificios, la integración territorial de un país, las oportunidades de desarrollo de sus economías regionales, la demanda de un poco de justicia espacial para sus pobladores, resultan cuestiones que es imposible clausurar.
En estas fotos nos acompañan los amigos de la Agrupación Boletos Tipo Edmondson, del Colectivo La Dársena, del Museo del Juguete de San Isidro y del Programa Generación Museos, compinches de tantas aventuras. La imagen que abre la serie fue tomada por Renzo Luna China.





