Con más de un millón de toneladas despachadas durante septiembre, el Puerto de Bahía Blanca reafirma su rol como polo estratégico para el agro argentino. El movimiento de granos, liderado por maíz, trigo y cebada, refleja el repunte productivo y la firme demanda internacional que sostienen el buen desempeño del sector.
De acuerdo con los registros oficiales, el mes cerró con 1.057.673 toneladas exportadas. Aunque el número quedó por debajo del récord histórico alcanzado en agosto (1.422.967 toneladas), mantiene un nivel elevado que consolida la tendencia positiva iniciada a comienzos de año.
En lo que va de 2025, entre enero y septiembre, el puerto ya superó las 7,7 millones de toneladas embarcadas, lo que representa un crecimiento interanual cercano al 11 %.
El detalle por cultivo muestra la magnitud de la recuperación: el trigo creció un 54,4 % respecto al año pasado, la cebada un 43 %, y el maíz sigue siendo el gran protagonista, con más del 95 % del área sembrada ya cosechada en la zona de influencia de la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca.
Este repunte contrasta con campañas anteriores marcadas por la sequía y limitaciones logísticas. Hoy, mejores rindes y una operatoria portuaria más eficiente convierten a Bahía Blanca en la salida natural de la producción agrícola del sudoeste bonaerense, La Pampa y parte de Río Negro.
Inversiones y logística, el sustento del crecimiento
Uno de los factores clave ha sido la modernización de la infraestructura portuaria, con nuevas inversiones en silos, descargas más ágiles y una mayor integración ferroviaria. Estos avances redujeron cuellos de botella y mejoraron los tiempos de carga en los picos de cosecha.
“Estamos viendo los frutos de años de trabajo en optimizar la operatoria portuaria”, destacaron desde el Consorcio de Gestión del Puerto, donde remarcan que la eficiencia alcanzada permite acortar el tiempo entre la llegada del grano y su embarque hacia destino.
El ferrocarril también gana protagonismo: cada vez más formaciones conectan las áreas productivas con Bahía Blanca, lo que abarata costos logísticos y alivia la presión sobre las rutas.
Demanda externa y desafíos pendientes
El contexto internacional jugó a favor: la guerra en Ucrania, la volatilidad climática en Estados Unidos y restricciones en otros países exportadores generaron oportunidades para el trigo y el maíz argentinos, que encontraron espacio en mercados de Asia, África y América Latina.
Bahía Blanca, con su condición de puerto de aguas profundas, ofrece una ventaja diferencial al permitir la salida de buques de gran porte sin necesidad de completar carga en otras terminales.
No obstante, persisten desafíos estructurales: los altos costos de flete interno, algunos lotes de maíz con exceso de humedad y la incertidumbre de los precios internacionales. A esto se suma la necesidad de continuar ampliando la infraestructura, ya que el aumento sostenido de embarques tensiona la capacidad operativa del puerto.
Perspectivas
Las proyecciones hacia fin de año son alentadoras. Con la cosecha gruesa prácticamente concluida y la fina en marcha, se espera que el ritmo exportador se mantenga firme. La combinación de buenos rindes, demanda externa sólida y mayor eficiencia logística permiten anticipar un 2025 de consolidación para Bahía Blanca como motor agroexportador del sur argentino.