La paella nació en las zonas arroceras del Mediterráneo español y quedó especialmente asociada a Valencia; su nombre proviene del utensilio donde se cocina —la paella, una sartén ancha y poco profunda— del que tradicionalmente se come en la mesa.
El término “paella” es la voz valenciana para “sartén” y se remonta al latín patella, detalle que explica por qué el plato heredó el nombre del recipiente.
Su forma moderna se forjó alrededor de la Albufera: comidas de labradores a cielo abierto, con fuego de naranjo y productos a mano —arroz, aves de corral o caracoles, legumbres—, que con el tiempo derivaron en estilos y variantes (valenciana “pura”, de mariscos, mixtas) y en un símbolo culinario de proyección internacional.