¡Hay que salvar la gallina de los huevos de oro!
Desde hace muchos años en la sala de la inmigración del museo hay una gallina empollando huevos de oro, como una promesa de que al final del viaje hay un lugar y una vida mejor.
Está junto a documentos, objetos y voces que hablan de ese viaje, pero también de la realidad no tan dorada que encontraban quienes llegaban desde otros países a Ingeniero White.
De hecho, la gallina está ubicada justo debajo de una foto que muestra las calles de White en 1934 inundadas por la marea, como era frecuente a principios de siglo.
En los patios de White de esa época hay una imagen típica: la parra, la silla de mimbre, el gallinero. Testimonios de vecinas y vecinos dan cuenta de que, cuando el agua empezaba a inundar las calles del pueblo, era necesario poner a las gallinas a resguardo para salvarlas, a veces en fuentones de chapa que eran también los que servían para lavar la ropa a mano.
Esa imagen volvió a las memorias este año y, así como la gallina ahora anida en un fuentón, también estas memorias se resignifican con el presente cambiante.