La tragedia del 7 de marzo nos dejó pérdidas dolorosas e irreparables en las vidas que ya no están y consecuencias de enorme impacto emocional y económico para nuestras familias, emprendedores, comerciantes y empresas.
También nos dejó una certeza: somos un pueblo solidario, que se une en los momentos difíciles, resiliente, capaz de soportar las adversidades más grandes sin dejar de pensar y abrazar la esperanza de un futuro mejor.
Es mi deseo agradecer a todos quienes nos tendieron una mano en esta hora tan difícil y que sigamos trabajando juntos, edificando ese puente que va del dolor al renacer que, sin dudas, entre todos podremos construir.
Que el año que cierra los encuentre en paz y con mucha fuerza, y que el comenzamos a transitar nos traiga a todos los bahienses el amor, la salud y la prosperidad que merecemos”.





