Con la visita de Juan José Robles y Luz Suárez, ampliamos en nuestra entrega radial de los sábados por la mañana en La Brújula 24 los detalles que dejó la inauguración del cenotafio en homenaje a las víctimas de 1977 y la tragedia del elevador 5 en 1985.
«Este proyecto fue un paréntesis en el tramo final de nuestra carrera como arquitectos. Tuvimos que investigar sobre lo que pasó y fue un gran desafío ponernos en la piel de la gente que vivió esta tragedia. La intención era dejar un precedente, contar las historias y que estas tragedias no vuelvan a ocurrir», mencionaron.
Un cenotafio es un lugar donde se honra a las víctimas y, en este caso, se conecta con la historia ya que es in-situ. Elegimos material relacionado con lo portuario y los barcos, con ese proceso de oxidación que pueda convivir y tener durabilidad en el tiempo. La intención fue tomar las raíces del lugar», ampliaron Juan y Luz.
«No teníamos tanto tiempo y la inauguración estaba prevista para el 13 de marzo, en el marco de los 40 años de la tragedia. El proceso fue importante para comprender lo que sucedió, hablar con familiares, bomberos. Trabajamos casi un año prácticamente. Esta obra justifica lo que estudiamos y le da sentido a nuestra carrera. La palabra es gratitud», destacaron.
«El caso de Aceituno, un héroe, como todos los bomberos. Fue impactante y desolador hablar con familiares que en ese momento tenían apenas 5 años», cerraron Robles y Suárez, agradeciendo a su círculo cercano, al puerto y a URGARA por la oportunidad y el acompañamiento.