Muchos de nosotros tomamos cafĆ© y un bocado rĆ”pido en la maƱana, y comemos mĆ”s conforme pasa el dĆa, con un almuerzo de tamaƱo medio y la comida mĆ”s abundante del dĆa en la noche. Sin embargo, cada vez mĆ”s investigaciones en torno al peso y la salud sugieren que quizĆ” estamos haciendo todo al revĆ©s.
Una revisión de los patrones alimentarios de 50.000 adultos a lo largo de siete aƱos proporciona la evidencia mĆ”s reciente que sugiere que deberĆamos ingerir la cantidad mĆ”s grande de calorĆas al inicio del dĆa para activar nuestro metabolismo y prevenir la obesidad, comenzando con un desayuno copioso y pasando despuĆ©s a un almuerzo mĆ”s pequeƱo y una cena ligera⦠o a no cenar en absoluto.
Se requiere mĆ”s investigación, pero una serie de experimentos en animales y algunas pruebas pequeƱas en humanos han seƱalado lo mismo, pues sugieren que observar el reloj, y no solo las calorĆas, podrĆa desempeƱar un papel mĆ”s importante en el control de peso de lo que se reconocĆa anteriormente.
QuizĆ” no es sorprendente que el estudio mĆ”s reciente descubriera que quienes comieron colaciones ademĆ”s de sus tres comidas al dĆa tendieron a subir de peso con el tiempo, mientras que quienes solo comieron una o dos comidas al dĆa tendieron a perder peso, incluso en comparación con quienes solo comieron tres comidas al dĆa.
Sin embargo, los investigadores tambiĆ©n encontraron que quienes ingirieron la mayor cantidad de alimentos al inicio del dĆa tenĆan mĆ”s probabilidades de contar con un Ćndice de masa corporal mĆ”s bajo que quienes comieron un almuerzo o una cena abundantes. Quienes desayunaron generalmente tendieron a mantener bajo su peso, en contraste con quienes ayunaron. Los Ćndices de masa corporal mĆ”s bajos se registraron en la fracción de personas ācerca del ocho por ciento de la muestra totalā que terminaron el almuerzo al inicio de la tarde y no comieron de nuevo sino hasta la maƱana siguiente, con un ayuno de 18 a 19 horas.
Las conclusiones fueron limitadas, puesto que el estudio fue observacional e involucró a miembros de un grupo religioso, Adventistas del SĆ©ptimo DĆa, que son extraordinariamente saludables, no fuman, tienden a abstenerse del alcohol y comen menos carne que la población en general (la mitad de los sujetos del estudio eran vegetarianos). Sin embargo, los resultados sugirieron que repensar cuĆ”ndo y cuĆ”nto comemos, ademĆ”s de incluir un ayuno extendido, podrĆa traer beneficios.
El ayuno manda la seƱal al cuerpo de comenzar a quemar grasa almacenada para utilizarla como combustible, dijeron los investigadores. āParece que nuestros cuerpos estĆ”n hechos para comer un festĆn y ayunarā, dijo Hana Kahleova, una de las autoras del estudio, que fue realizado por investigadores en la Escuela de Salud PĆŗblica de la Universidad Loma Linda en California y fue publicado en The Journal of Nutrition en julio. āSe necesita un ciclo regular entre la ingesta de comida y el ayuno. Esto parece estar determinado genĆ©ticamenteā.
Ingerir la comida mĆ”s abundante por la maƱana parece crear ventajas para el control de peso en contraste con ingerirla por la tarde, dijo, puesto que el proceso digestivo y la acción de la insulina āla hormona pancreĆ”tica que el cuerpo utiliza para procesar los azĆŗcares en carbohidratos y almacenar glucosaā parece que tiene su mayor desempeƱo al inicio del dĆa. Como resultado, ānuestro cuerpo puede utilizar los nutrientes como fuente de energĆa mĆ”s fĆ”cilmenteā, dijo Kahleova.
Una persona que come una comida idĆ©ntica en distintos momentos del dĆa podrĆa depositar mĆ”s grasa despuĆ©s de una comida por la tarde que por la maƱana, agregó.
Eso es porque la acción de la insulina es mĆ”s eficiente por la maƱana, dicen los expertos. āSi le das un gran bolo de glucosa a un sujeto saludable por la maƱana, la glucosa en la sangre podrĆa permanecer elevada una o dos horas antes de regresar a su estado normalā, explicó Satchidananda Panda, un profesor del Instituto Salk para Estudios Biológicos en San Diego. āSi tomas a ese mismo sujeto saludable y le das el mismo bolo de glucosa ya entrada la noche, el pĆ”ncreas estarĆ” durmiendo āliteralmenteā y no puede producir suficiente insulina, por lo que la glucosa en sangre permanecerĆ” elevada hasta tres horasā. Los mĆ©dicos alguna vez le llamaron a este proceso ādiabetes diurnaā, comentó.
Daniela Jakubowicz, una investigadora israelĆ en el Centro MĆ©dico Wolfson en Tel Aviv, ha probado estos principios mediante pequeƱas pruebas clĆnicas. Para un estudio, reclutó a decenas de mujeres obesas y con sobrepeso que tenĆan problemas metabólicos; a todas les asignó dietas idĆ©nticas de 1400 calorĆas al dĆa. Los investigadores le dijeron a la mitad de las mujeres que consumieran 700 calorĆas en el desayuno, 500 calorĆas en el almuerzo y 200 calorĆas en la cena, y le pidieron al otro grupo que invirtiera el orden. Sin importar cuĆ”ndo se ingerĆa, la comida grande incluĆa alimentos como atĆŗn, pan integral, ensalada de tomate y mozzarella, leche descremada y un poco de chocolate.
Las mujeres de ambos grupos bajaron de peso despuĆ©s de 12 semanas, pero quienes ingirieron la comida de 700 calorĆas en la maƱana perdieron dos veces y medio mĆ”s peso que quienes ingirieron esa cantidad en la cena. El grupo del desayuno abundante tambiĆ©n perdió mĆ”s grasa corporal āsobre todo, en el abdomenā y observó mayores mejoras en factores metabólicos como los niveles de glucosa en ayunas.
āObservamos que el momento en que se ingiere la comida es mĆ”s importante que los alimentos y la cantidad; es mĆ”s importante que cualquier otra cosa a la hora de regular el metabolismoā, dijo Jakubovicz, y se lo atribuyó a los relojes biológicos del cuerpo.
El ayuno intermitente tambiĆ©n podrĆa tener otras ventajas.
āVeinte aƱos de trabajo con animales demuestran que en comparación con los que tienen acceso constante a alimentos, los que tienen dietas de ayuno intermitente viven mĆ”s, tienen cerebros que funcionan mejor conforme envejecen y sus cĆ©lulas nerviosas responden al perĆodo de ayuno al aumentar su capacidad de lidiar con el estrĆ©sā, dijo Mark P. Mattson, jefe del Laboratorio de Neurociencias del Instituto Nacional Sobre el Envejecimiento.
Kahleova dice que la conclusión es similar al viejo proverbio de ādesayunar como rey, comer como prĆncipe y cenar como mendigoā.
Fuente: Clarin